domingo, 5 de septiembre de 2010

TOY STORY 3

...Por René





Algo curioso que me paso cuando fui a ver una de estas películas de Pixar, WALL-E. La sala estaba llena de niños emocionados y ansiosos de ver su película. Lo curioso fue que a diez minutos de haber comenzado, los niños estaban aburridos e inquietos. Y con mucha razón, si  de los personajes, dos robots y una cucaracha no salía ningún dialogo, cosa que se prolongo media hora, mientras exploraban una ciudad hasta la madre de basura. Pero, para los grandes, que no perdíamos detalle de las andanzas de estos, era una visión muy oscura de soledad y devastación, algo no muy común de ver en este tipo de género, Que se atrevió a criticar duramente las acciones del hombre, y su actual, o mejor dicho nuestro tipo de vida. Una película redonda, admirable y muy recomendable. Y ahora con esta nueva entrega de toy story, Estos señores de Pixar no dejan de enseñar a los grandes que la animación no especialmente  para pequeños.
El niño Andy pues ya no es un niño, ya tiene pelos en la mano (17 años) y se tiene que ir a la universidad. Los juguetes tristes y confundidos por su destino, comienzan a preguntarse ¿y ahora qué?  Después de ver como son pocos los que quedan. Woody encaprichado con su niño, se niega a aceptar el adiós. Buzz un poco más optimista no quiere separarse de sus amigos sin importar a donde tengan que ir. Y para darle más emoción a la situación, una confusión entre bolsas, pone a los juguetes en camino a una casa para niños huérfanos monopolizada por un oso que huele a fresas, donde estos tienen que decidir si se quedan o se van, el seguir juntos o seguir cada uno por su lado.   
Hace unos días escuchaba el caso de una persona que tras la ruptura con su novia, No soporto la idea de dejarla ir, y decidió asesinarla de una manera despiadada, argumentando el clásico “Sino es conmigo, no es con nadie”. Este es solo uno de los tantos casos que se dan por el hecho  de no aceptar cuando algo se termino o tiene que cambiar. La manera en que esta película muestra a los niños y a los grandes que el dejar ir a las personas es algo muy natural  y sano de la vida, no tiene madre. A todos nos duele y aterra el decir adiós, pero si algo nos hace crecer como seres humanos, es el aceptar cuando alguien ya no quiere estar a nuestro lado. No se puede tener a nadie a la fuerza, ni se puede vivir de ilusiones con alguien que ya no nos quiere. Como decía uno de mis compadres -es como comer pasteles de aire.
 Otra de las cosas que le admiro mucho, es la visión de amistad y lealtad. Ese cuate Woody como da el alma por sus amigos, teniendo la oportunidad de irse y dejarlos a su suerte, suerte que ellos eligieron con sus decisiones, pero no por eso, equivocadas. El hace honor al vínculo que tiene con ellos hasta las últimas consecuencias, realmente conmovedor el discurso de sacrificio de estos personajes tan entrañables. En estos días es muy común escuchar como personas que se dicen amigos (cuando están pedos), se matan o traicionan por unas monedas, sin tener la necesidad de hacerlo. Este tipo de hechos solo provoca miedo y desconfianza volviéndonos más cerrados y orillados a tener amistades muy superficiales que pierden el contexto de la amistad.
Realmente cine que educa, y que va contra toda la cultura popular, este cine que no se puede perder ni dejar de recomendar, que deja realmente satisfecho y feliz.
 Para terminar quiero Felicitar a mi hermano Hugo y a mi querido camarada Jesús que cumplen años este mes, y también a mi otro amigo de toda la vida y que ya casi no veo, Francisco que se gradúa este semestre, Felicidades.


Gracias a ustedes por hacer de momentos ordinarios, algo extraordinario. 


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