jueves, 4 de agosto de 2011

DEVIN TOWNSEND PROJECT

Ah que gusto da en verdad encontrar obras tan bellas e irrepetibles como esta; únicas, atípicas. Testimonio fiel de un momento en la vida de alguien, en este caso, un artista en toda la extensión de la palabra. Claro reflejo de una madurez creativa alcanzada, fuera de toda pretensión lucrativa. Sin lugar a dudas resultado obtenido, primeramente de una amplia búsqueda, saciar aquella sed primigenia de distintos sonidos, alimentar la creatividad, para que no haya lugar a las propias limitaciones, y así después dar rienda suelta a la creación, sólo fluir sin importar hasta donde se pueda llegar.

No se si ustedes tengan entre sus colecciones personales, discos de esta naturaleza, obviamente no dudo que la gran mayoría de los que visitan este espacio puedan citar más de diez discos como mínimo que consideren obras cumbres en las carreras de algún grupo o solista. Sin embargo, el punto que quisiera yo destacar aquí es, - ¿que cuando aquel grupo o solista es capaz de concebir un álbum totalmente alejado de aquellos sonidos por los cuales es reconocido y admirado, y más aún, hacerlo de manera soberbia? - Apuesto que aquella lista que cada uno de ustedes tenía en mente se ha reducido considerablemente, cierto?

No se acongojen que sin duda, este álbum formará parte de aquella selecta lista. Pues se trata nada más y nada menos que, del canadiense Devin Townsend, fundador de una de las bandas de metal más extremo que han llegado a mis oídos de nombre Strapping Young Lad, y cuando digo extremo, no sólo hablo de la pesadez en las distorsiones de las guitarras, o en lo gutural de su voz, eso lo puede lograr cualquier banda metalera, sino por su manera tan desquiciada y virtuosa de tocar; de cuando la genialidad se pone al servicio del metal.

En el caso de la recomendación que hoy nos compete, no hablaremos de aquellos riffs hipermegaveloces que es capaz de manufacturar semejante individuo, de hecho ni siquiera de su personalidad (relativamente poco fue diagnosticado con desorden bipolar) tan peculiar y la forma en que se desenvuelve arriba del escenario. Comenzaremos por decir que el titulo del disco del cual les hablo, es Ghost (2011, Hevy Devy, InsideOut Music), cuarto y último de la serie dentro de la discografía de este Devin Townsend Project. Vale también agregar que el mismo día que vio la luz esta singular joya, de igual manera lo hacía la tercer pieza de esta misma colección, el también impresionante Deconstruction, en el cual navega por sonidos más habituales dentro de su obra.

Para entrar en tema quisiera señalar que al escribir esto, previamente he leído un par de reseñas sobre este disco en algunos sitios especializados, y algo de lo que me llamó la atención es que aquellos artículos parecen haber sido escritos por personas que suelen escribir sobre otro tipo de música, metal para ser más específico;  y esto resulta una pena porque no le hacen justicia en lo absoluto a esta gran obra, incluso hubo quién llego a calificarlo de lineal, - cosa totalmente errónea para mí -. Y es que todo el conjunto resulta una suerte de música ambient, folkie - acústico, new age salpicado de sutiles arreglos a cada segundo. Es cierto que su duración supera los sesenta minutos, sin embargo, gracias a todas las capas con las que fue revestido, no resulta aburrido o monótono en lo absoluto. Por lo tanto no es demasiado el afirmar que estamos ante lo más arriesgado que ha hecho hasta ahora a lo largo de su trayectoria el señor Townsend y que sin duda muchos de sus más fieles seguidores no lo verían con buenos ojos precisamente.

Afortunadamente para todos los demás, eso poco le importó al canadiense, al que no le es suficiente sólo la pesadez del metal para exteriorizar su muy particular universo sonoro y nos demuestra que tiene refinados gustos musicales, y más aún, que sabe como hacerlos suyos al darles una muy interesante re-interpretación, y es que nos brinda una docena de bellas composiciones dotadas de aquella frescura que sólo se obtiene al dedicarle el tiempo para que vayan tomando alma propia y es que la pieza Blackberry, que escogí para ilustrar mejor este material del que les estoy hablando engloba perfectamente el mood en el que perfectamente se pasa de ritmos totalmente ambientales semi lentos para subir más el animo, como es el caso y llevarnos a los terrenos del folk con una guitarra acústica bastante alegre y coros femeninos incluidos, y así nuevamente pasar a un estado contemplativo en el que los instrumentos de viento pasan a primer plano, revestidos con sonoridades propias de algún bosque, teclados fantasmales y cantos que desvanecen suavemente entre toda aquella mezcla.

Pues bien ya prolongue bastante esta reseña, ojalá los haya convencido y ya estén bajando esta joyita, y sea motivo para que se adentren en el trabajo de este señoron, que ha hecho cosas bastante interesantes y desquiciadas, disfrútenlo!!!








The trees are calming down...



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