lunes, 5 de julio de 2010

CHE GUEVARA

...por Rene

¡Lo sé! ¡Lo sé!
Si me voy de aquí me traga el río.
Es mi destino: "hoy voy a morir".
Pero no, la fuerza de voluntad todo lo puede.
Están los obstáculos, lo admito.
No quiero salir.
Si tengo que morir, será en esta cueva.
Las balas, qué me pueden hacer las balas
si mi destino es morir ahogado, pero voy
a superar mi destino. El destino se puede
alcanzar con la fuerza de voluntad.
Morir sí, pero acribillado por
las balas, destrozado por las bayonetas,
si, no, no, ahogado no...
Un recuerdo más perdurable que mi nombre
es luchar, morir luchando.[




Este poema lo escribo Ernesto Guevara en su adolescencia poco después de saber que su abuela murió. Mucho antes de ser conocido como el doctor y revolucionario CHE.
La semana pasada me dirigía muy deprisa a mi trabajo, iba tarde. En este mundo globalizado perder una hora, puede costar contratos, sumas considerables de empleos, dinero, estabilidad económica y hasta golpes de estado (eso me recuerda al Joker) “introduce a Little anarchy”. Pero la verdad en mi cabeza solo sonaba la guitarra de Gustavo Cerati con su despreocupada fuerza natural en mi reproductor. La lluvia retraso al tráfico y por eso todo el mundo lleva una prisa de la chingada. Muy adecuada para los que le inyectan romanticismo a su vida. Estando no tan lejos de mi destino, decidí caminar. Al bajar del camión note que la lluvia estaba volviendo con más intensidad, y no me quedo de otra más que echarme a correr. Algo raro que creo nos pasa a todos, es que vamos pensando mil cosas. Menos y mucho más importante, en lo que nos rodea. Mientras corría pensaba en lo fastidioso que es tener que llegar mojado al trabajo, ¿donde toca aparecer un ejecutado mañana? , si ¿México le ganaría a Argentina? y el ¿porqué Aguirre saco ha Guardado sin poder jugar el 2do tiempo contra Uruguay? (las ondas de publicidad del mundial nos pegan a todos). Pero todo eso se esfumo de golpe cuando comencé a tener una crisis asmática, de pronto la magia junto con el viento a favor, se iban. Deje de correr parando bajo unos árboles, busque en mi mochila lo que sabía que nunca cargo, el salbutamol. A veces mi madre lo echa, pero yo siempre lo tiro. ¿Es una locura?, si. Pero hay que ser asmático para entender el desprecio por el cilindrillo y las cosquillas forzadas.
El error ya se había cometido, mi garganta estaba cerrándose, algo tan sencillo como respirar se volvía complicado. El remedio, no desesperar. Un flashback me devolvió años atrás a la clínica 53 del IMSS. Una época donde los teléfonos celulares no contaban con mp3 Y el ipod eran sueños guajiros para un chavo de familia numerosa. No tan lejos de mí, una persona cuenta su triste historia de amor, que a la vez es el entretenimiento de varios que la escuchamos. Con una voz lastimosa concluyo “morir de desamor, es la forma más cruel de dejar este mundo” por la expresión en la cara de los oyentes, creo que fui el único que estaba en desacuerdo, pensaba que esa persona decía eso porque él no tenía asma. Ahora si lo topara por ahí, lo saludaría y le daría la razón.
 Volteo a mis costados para ver si alguien se aproximaba, pero no vi a nadie. La lluvia estaba más desatada. Busque un lugar donde no me alcanzara el agua que se filtraba por los arboles, para poder recuperarme. Irónica situación, el mejor lugar era aun lado de un panteón y otro árbol. El mismo que veo a diario con tanta indiferencia, pero que ya inquilina a dos amigos. El retorcimiento de brazos, espalda y cuello son clave. Toser como perro raspando toda la garganta, Algunas lágrimas por la presión. Apretar el tronco del árbol como si fuera el que te arrebatara la vida. Todo ese esfuerzo para ganar un poco más de oxigeno que entra con un horrible silbido.
 Los zapatos y la camisa mojada son puntos malos, hay que preparar el siguiente movimiento. Moverse y seguir respirando. La sensación es como estar abandonado a mar abierto.  Al mirar a mí alrededor solo veía ríos y ríos de agua muy violenta. Recordé un noticiero donde ya anunciaban la primera víctima de las lluvias, un niño. Que igual que a mí, la naturaleza nos vuelve a enseñar lo frágiles que somos y lo rápido que lo olvidamos. Lo más triste es que el solo será una cifra que servirá para comparar con la del año pasado. Para su familia, una herida casi incurable. Y él, una luz que se apaga de entre el montón.    
Y para mí, el niño, el triste hombre y este poema, son tintes en mi aura en momentos difíciles y una razón más para seguir  repitiéndome, no, ahogado no…

3 comentarios:

  1. jaja hay rené q tonto eres!!! hazle caso a tu mamá no seas cabezón, stoy d acuerdo contigo en "no, ahogado, no", también se lo q es no poder respirar pero en fin, ¿como star d acuerdo con una frase sino haces las cosas necesarias para concordar con ella?...abusado rené. es bueno el mensaje del Che apliklo!!!!! cuidat mucho chinito, m gustó tu publicación pero la historia q narrast es mejor jajaja, saludinesss

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  2. Me gustó tu novela bro, la calaca abrazandote en la lluvia, por lo menos sé que no has muerto. Te toparas con muchos imbeciles con frases estúpidas. Ahogado no?? jeeje, como no, si olvidas lo elemental. Saludos cordiales.

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  3. GUSTAVO CERATI? EN DIA LLUVIOSO? BUENA ELECCION PARA LA NOSTALGIA Y TODAVIA EL ATAQUE CREO Q SE COMPLETO EL ESCENARIO NO???

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