domingo, 24 de abril de 2011

DREDG

Cuando recién comenzaba este blog, la segunda publicación fue el que era en esos días lo último de Dredg, publicado en el 2009 de nombre The pariah, the parrot, the delusion. En aquella ocasión hice algunas observaciones respecto a los elementos que formaban parte del sonido de la banda en aquel disco. Sobre todo a que la banda mostró una cara con inclinaciones por momentos más francas hacia las sonoridades electrónicas, dejando de lado aquellos arreglos majestuosos de cuerdas o vientos que tantos considerábamos distintivos dentro de la propuesta de los californianos. Sin embargo fue un muy buen trabajo, y demostraron que había talento como para reinventarse e intentar cosas nuevas sin la necesidad de seguir repitiendo lo hecho anteriormente.


Para este 2011 regresan de nueva cuenta con esta, en mi opinión atípica obra desde la portada misma, titulado Chuckles and Mr. Squeezy. Desde el lapso de tiempo que se tomaron entre un disco y otro para la creación del mismo, que anteriormente era una media de cuatro años y en este caso fue solo de dos, hasta el resultado final de las grabaciones, pareciera que los integrantes del grupo se propusieron hacer todo de manera muy diferente.

De hecho hasta este momento, una vez que tuve oportunidad de escuchar todo el álbum a lo largo de la semana, aún sin haber salido a la venta, gracias a la magia del Internet, y a que me dio el aviso el buen Alfredo, lo que más podría destacar es ese valor que tuvieron al arriesgarse con este nuevo capitulo en su discografía. Ya lo anunciaban hace un par de meses vía facebook, más aún lo íbamos confirmando con  las dos canciones que subieron para escuchar de forma gratuita, y definitivamente no vacilaban al afirmar que nos encontraríamos ante algo totalmente desconocido para los seguidores del cuarteto norteamericano.

Francamente yo aún no se si es de mi agrado o no dicho álbum, porque siendo justo no se trata de un mal disco, sin embargo tratándose de Dredg, me vienen sentimientos encontrados, ya que no entiendo el porque decidieron optar por este cambio tan drástico, sobre todo teniendo en cuenta el historial de la banda, y el par de obras maestras que significaron Leitmotif (1998) y más todavía El Cielo (2002), el que para mí fue concebido en un total estado de gracia de sus creadores; una obra tan hermosa, tan rica en todos sus aspectos, cuyas capas son infinitas y encierran incontables secretos esperando ser descubiertos por el que la contempla en todo su esplendor, en toda su grandeza y que será muy difícil de igualar en un futuro.

No sé si la crítica especializada o los fans influyeron en dicho cambio, o si simplemente significó el paso natural a seguir por su parte. Yo podría afirmar si no fuera por el distintivo timbre de voz de Gavin Hayes, que se trata de otro grupo, ya que se percibe un sonido más compacto, incluso austero, con una integración mayormente uniforme de bases electrónicas, incluso en la batería del genial Dino Campanella, que suena mucho muy contenida, hasta optando también por lo sintético en afán de lograr un sonido más sofisticado tal vez. Otra cosa que también se extraña y a la vez es extraño es que no haya aquellos pasajes instrumentales en los que la desde siempre característica guitarra de Mark Engles se deje escuchar desbordándose una y otra vez.

En verdad es demasiado para mí, no lo entiendo, ya quiero tenerlo en físico e ir juntando todas las piezas que faltan. Tengo muy en cuenta que obviamente la evolución que tiene toda agrupación a lo largo de su carrera los puede llevar por caminos insospechados, sobre todo en una de esta naturaleza; en este caso hablamos incluso de un cambio de géneros en los que se mueven, la guitarra si bien tiene el sello impreso de Engles, los efectos que utiliza son otros, sus arreglos son otros. Las estructuras de las canciones son más tradicionales, por lo tanto la dinámica en cuanto a las composiciones también. Como les dije anteriormente no me parece un mal disco, y si he notado muchos detalles interesantes, como la acústica Kalathat que contiene unos discretos slides con guitarra eléctrica relajantes. Incluso el disco cierra muy bien con la triada Sun Goes Down, Where I'll End Up y Before It Began. Así como también contiene un par de cortes que francamente no me agradaron en lo más mínimo y es que emplean unas bases electrónicas que me recuerdan a lo hecho por Chris Cornell en el horripilante Scream. No está de más también el mencionar que decidieron incluir un corte que ya tienen tiempo tocando en vivo y que formó parte de set-list de aquel gran concierto que grabaron y publicaron con el nombre Live at the Fillmore, en la que agregaron coros. En fin, se percibe también un grupo más maduro, con un sonido más reposado, la influencia del productor Dan The Automator (Gorillaz, Kasabian, etc) es notable, ya que no sólo se hizo cargo de las consolas, sino que tomó parte activa en la composición de algunas canciones, el mismo Gavin Hayes lo dice en un articulo publicado en la pagina de la banda, en el que describe el nuevo sonido como "Dark pop"; habrá que ir asimilando esta nueva faceta de Dredg y estar atentos.

Al casi ya terminar este escrito escucho de nueva cuenta el antes mencionado El Cielo y me sigue sonando tan fresco, totalmente atemporal, los títulos de cada melodía, cada elemento conviviendo en perfecta armonía, perfecto para ausentarse de todo y viajar muy lejos. Prometo escribir sobre el y darles mis impresiones pronto.



Get up, get up on your feet...



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